Iba pasando el tiempo, y aprovechando una tregua que nos brindaba el frío, decidimos
sembrar unas acelgas, regar un poco las semillas de habas, quitar hierbas a las lechugas, ver nuestros surcos y bancales,
nuestras coles, espinacas, zanahorias,
cavar un poco la tierra, hablar sobre las cosas de la vida con nuestras cebollas y ajos... En definitiva disfrutar de nuestro trabajo.
Poco a poco fueron tomando forma diferentes ideas que pondríamos en práctica más adelante con la convicción de que las actividades del huerto son, sobre todo y por encima de todo, compartir un momento agradable con nuestros alumnos trabajando en equipo la tierra y aprendiendo de ella.
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