Teníamos
el terreno preparado, abonado, planificado y listo para sembrar cuando nos
planteamos la siguiente pregunta: ¿qué hacemos con los residuos que generamos?;
lo primero fue determinar qué tipo de residuos preveíamos generar, una vez
determinados clasificamos estos residuos en orgánicos e inorgánicos, de estos
últimos, el material más común fue el
plástico la mayoría fueron reutilizados (reciclaje funcional) por ejemplo
tiestos de plástico, semilleros, bolsas, etc. y los que no fueron reutilizados
se depositaron para su reciclaje como residuo en el contenedor amarillo.
Por otro
lado, nuestro huerto, al ser ecológico, iba a generar en su mayoría residuos de
carácter orgánico y por lo tanto biodegradables, así que como el
aprovechamiento de los recursos naturales, incluidos residuos, es una práctica
tradicional en los huertos de nuestros “abuelos” a través de estercoleras,
montoneras, técnicas de “desyerbado”, compostaje,…
decidimos que nuestros residuos orgánicos serían convertidos en sustrato
vegetal a través del compostaje.
Para el
compostaje construimos una compostera con palets de madera, realizando un
cubilete forrado de plástico negro para mantener la humedad y oscuridad en su
interior, además el suelo quedaba en contacto con la tierra permitiendo a
hongos y bacterias acceder al material depositado en ella… esperamos que el
tiempo y nuestros mimos nos brinden un abono ecológico para nuestras plantas.
“Hoy morirán
hojas y animales,
más no
morirán para siempre
y en su
transformación de mañana, darán,
con más
calor, de su muerte
pasado
mañana
brotes de
esperanza” Manolo “Chinato” (Poeta extremeño)
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